El DJ ya es artista
La definición oficial de DJ muestra el despiste que tenemos en el gremio
Pasa en cualquier colectivo mínimamente creativo. Unos dicen de otros que no son lo mismo que el uno. Resumiendo: “¿Ése? Ése no es DJ”. ¿Por qué? Porque lo dice otro. Una tontería de debate. El importante acuerdo que se presentó este martes sobre la consideración legal de la figura del DJ causó más revuelo por la definición de DJ como artista que por las verdaderas implicaciones legales. Verán, gracias al impulso de la AEDYP (Asociación Española de DJs y Productores) y de varios colectivos, el nuevo convenio de espectáculos legalmente considera el trabajo del DJ como actividad artística. Muchos están mirando el dedo de “Ay mamá, mira, soy artista” que les tapa la luna de las implicaciones legales y laborales que supone esto. Básicamente consigue incrementar la categoría laboral del DJ mejorando aspectos como ayudas, jubilaciones, incrementando salarios, considerando la sesión (de tres horas máximo, por cierto, cuatro si eres residente) como día de trabajo, bajas por enfermedad al 100%… En fin, en la web aedyp.es tienen todo más explicado y en desarrollo.
Ahí está el cambio. Que un DJ es más o menos creativo, más o menos artista, eso ya lo sabíamos. El debate eterno del arte, de si un cocinero es artista, de si un torero es artista… todo muy cansino. No te cuento en el mundo DJ, donde el verdadero arte es aguantar las comederas de oreja que te meten amigos y desconocidos en cualquier sesión con cabina accesible. La discusión es superflua: ¿pones música con herramientas para su mezcla ante un público, en tu casa o en el refugio del Teide? Eres DJ, ya está.
Pero vamos a la miga. La aprobación de este nuevo convenio colectivo estatal es importantísima porque establece un marco de partida. ¿Se cumplirá? Pues tropezamos con lo de siempre, lo que varias veces les comenté en esta columna: el carácter excesivamente individualista del mundo del DJ, del que si uno va a pedir el mínimo del convenio, otro va a ir por 30 euros y las copas. ¿Nos dedicaremos a partir de ahora a exigir regularización y convenio en todas nuestras sesiones o seguiremos en el mundo del trabajo oscuro? Pues de nuevo es un trabajo de todos. La gran ventaja es que ahora podemos decir ya: “Mira, esto es lo legal, esto es lo mínimo (obviamente se puede pedir mucho más de lo que refleja el convenio)”. Tenemos una nueva herramienta para, legalmente, hacerlo todo mejor. Nos queda ahora el trabajo de apoyarnos en ella para mejorar una escena bastante decrépita.

